Buchanan, Rhonda Lee Dahl, ed. El r�o de los sue�os: aproximaciones a la obra de Ana Mar�a Shua. Washington, B.C.: Organizaci�n de Estados Americanos, 2001. 333 pp. ISBN 0-8270-4207-8
Buchanan ha construido en El r�o de los sue�os una excelente colecci�n de ensayos, sintesis de su propia trayectoria a trav�s de la obra de Ana Mar�a Shua. Buchanan marca la diversidad en la obra de �sta, adem�s de la particular e ir�nica cercan�a que demuestra Shua con sus lectores, elementos esenciales en la considerati�n de la obra de esta importante escritora argentina. Los ensayos se organizan por novela, separadamente, luego en secciones sobre los cuentos brev�simos, cuentos para adultos, cuentos infantiles y sobre la traditi�n popular, seguidos de una entrevista hecha por la editera, junto con una bibliograf�a de las obras de Shua, y una bibliograf�a selecta de Io escrito sobre ella. Buchanan ha escogido como leitmotif de su propio an�lisis editorial la parad�jica y curiosa imagen, subrayada por la misma Shua, de la sue�era-t�tulo de una de sus colecciones de mini-cuentos. La met�fora se ve reflejada tanto en el t�tulo de Buchanan, El r�o de los sue�os, como en la portada donde aparece la "Muchacha a la ventana" de Salvador Dal�, y forma la base de los comentarios introductorios de Buchanan.
A prop�sito de una alusi�n a Jorge Luis Borges, la palabra sue�era es un argentinismo que quiere decir tener sue�o. Se encuentra en su famoso poema "La fondati�n mitol�gica de Buenos Aires" donde dice "�Y fue por este r�o de sue�era y de barro / que las proas vinieron a fundarme la patria?" Curiosa, y quiz�s por eso eficaz, la met�fora sue�era anuncia el desdoblamiento de tono en Io que Shua comenta de su propia obra, ya que ella misma destaca la referencia, y observa a menudo su propia inmersion en otros mundos: su fascinati�n con Las mil y una noches, libro que Ie sirve de diaria inspirati�n; sus reescrituras de cuentos de hadas (las "Versiones" de Casa de geishas, 1992 y La sue�era 1984; ambas colecciones de micro-relatos); sus exploraciones de personajes extraterrestres ("Altamente improbables" de Vmjando se conoce gente, cuentos, 1988); ? el metamundo de la escritura y las letras en que, por ejemplo, al so�ar, se cae en el pozo de una "o" (La sue�era: comentado de manera iluminadora en El r�o de los sue�os por Lauro Zavala, reconocido por su trabajo sobre la minificti�n).
La paradoja de la imagen sue�era consiste en que Shua, igual que la mayor�a de los ensayistas aqu� representados, frecuentemente indica no la inconsciencia en el sue�o, sino la consciencia de su picante humor, un humor vivo, par�dico, negro, kafkiano, como su caracter�stica m�s consistente, que tambi�n se vuelve juego comunicativo, sin trabas ni l�mites en consideraciones de g�nero literario. Para Shua, merece la pena desarrollar su acto comunicativo con el lector, dentro y fuera del texto. Comenta Irma Verol�n, al hablar de la "contrapositi�n" de mundos en la literatura juvenil de Shua, que "los lectores establecemos con el narrador una complicidad en la que los personajes quedan excluidos" como para despu�s re�rse de todo, porque "todo saber es altamente sospechoso" (273). As� tambi�n para el lector de El r�o de los sue�os vale la pena el dejar desarrollar el juego para reflexionar sobre esa imagen de entrada, porque, tal como concluye Ra�l Brasca al hablar de Bot�nica del caos (2000), se descubre que el texto "necesita la certeza de su autor y su lector. Y la postula" (227).
En parte, el humor de Shua proviene naturalmente de sus ra�ces jud�as, caracter�stica estudiada en muchos de los ensayos de El r�o de los sue�os. Por otra parte, su parodia es sintom�tica del momento actual. Para la �poca fmisecular, la parodia es una herramienta preferida. La mujer tiende a utilizar esa espada feliz con destreza haciendo resaltar las voces no s�lo de las mujeres, sino tambi�n de la respectiva situaci�n sociopol�tica en que se encuentra, en este caso la de la Argentina. Ana Mar�a Shua ha dicho que "Argentina es de los pa�ses m�s sicoanalizados" (Shua, ponencia dada en Resistencia, Argentina, 5 de julio, 2001, apunte m�o). El velo metaf�rico que envuelve su comentario sobre el pa�s descubre referentes no tan ocultos: la "hospitalizaci�n" de la Argentina de la guerra sucia, la Argentina abusada, sufriente, (Soy patiente, novela, 1980, tratado por Jorgelina Corbatta y Eugenia Flores de Molinillo); o el protagonista que piensa en matar a su padre (La muerte como efecto secundario, novela, 1997, analizado como discurso finisecular por Guillermo Garc�a-Corales, y como visi�n apocal�ptica por la misma Buchanan). Aunque Shua resta importancia a veces a expl�citas intenciones de protesta social, tambi�n afirma su participaci�n en este mundo extratextual. Al comentar el hecho de que sus cuentos hab�an aparecido en Secret Weaver, la autora replica, en una conversaci�n impl�cita, "Pero tejo p�blicamente, y no secretamente" (Shua, 5 de julio, 2001). El fulgor de su espada hace saltar chispas entre texto y realidad donde la autora se interpone para aguijonear al lector, para comentar, por ejemplo, la desconfianza que tienen algunos lectores en el narrador omnisciente, y para responderles que ella, en cambio, desconf�a de las palomas, seres subversives que, al final de cuentas, se van a organizar para denunciarla con el guardia del parque (Zavala sobre La sue�era).
Shua refuerza y desmiente sus im�genes; hace y deshace sus versiones y acercamientos a otros mundos, para que despu�s nos quedemos con el asombro borgeano, "�� fue por este r�o de sue�era y de barro/que las proas vinieron a fundarme la patria?" Todo y nada de sue�era tiene la obra de Ana Mar�a Shua, Io mismo que este libro de ensayos, en el siempre fluyente r�o de la literatura argentina.
[Author Affiliation]
Alice Reckley Vallejos, University of Missouri-Kansas City

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